viernes, 20 de noviembre de 2009

Vientos de Roma: muchas estadísticas, pocos alimentos



Roma. (PL) Al cierre del 2009 la legión de hambrientos en el mundo superará los mil 100 millones, una fría estadística que muchos califican de vergüenza para la humanidad y que busca sensibilizar más a los países ricos.

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De hecho, es difícil establecer un nexo fraternal entre los inextricables caminos de Roma, sede de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y las personas que pugnan por llenar una taza de comida cada día.

"Están rebasados por las cifras, no tienen idea siquiera de que se discute el problema y tampoco andan con los brazos cruzados a la espera de milagro: simplemente sobreviven a veces, y muere la mayoría", dijo Josette Sheeran, director del PMA.

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) es una de las agencias de la ONU que trabaja al lado de la FAO y que en la recién finalizada Cumbre de Roma promovió iniciativas para lograr más fondos en la cruzada contra el flagelo del hambre.

Entre resultados de moderado alcance y bastantes frustraciones, la FAO comenzó de inmediato su 36 Conferencia General aquí, con el objetivo de impulsar acuerdos y compromisos de los 193 integrantes de la entidad.

"Avanzamos, no a la velocidad que quisiéramos, pero sí con mucha determinación para intentar concretar al menos la meta de reducir a la mitad los hambrientos en 2015", recordó Jacques Diouf, el titular de la FAO.

Mientras, en el Plenario y distintas salas de la instalación, ubicada a pocos metros del Palatino, el Circo Massimo y el Foro Romano, prosiguen los debates a nivel de embajadores, concentrados en establecer mecanismos de ayuda y agilizar sus gestiones.

En estos días en que el tema adquirió mayor visibilidad en el orbe, algunas frases sellaron el tipo de drama que se vive con el asunto de la alimentación.

Deberían sonrojarse los ricos del Norte, comentó Cuba; es manifiesto el egoísmo y la ausencia de solidaridad, indicó el Papa Benedicto XVI; el problema del hambre no es falta de recursos, sino de voluntad política, recalco Diouf.

Para estremecer al auditorio y a la opinión pública internacional, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, arrancó su intervención en la cimera de forma directa: hoy van a morir 17 mil niños en el mundo de hambruna.

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