jueves, 26 de noviembre de 2009

Respaldo de Uribe a Washington golpea economía colombiana

Caracas. ABN.- Las decisiones del actual presidente de la hermana República de Colombia, Álvaro Uribe, en función de respaldar los intereses del Gobierno de los Estados Unidos, han terminado golpeando al pueblo neogranadino, lo cual se evidencia en una tasa de desempleo de 12,8% -la más alta de Latinoamérica- y la caída de las exportaciones en 10.7 % durante el año en curso.

En este sentido, el premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, en su paso por la nación vecina donde dictó la conferencia “Seguridad integral y desarrollo social: el reto para alcanzar la Paz en Colombia”, criticó el modelo de crecimiento planteado en ese país, por considerar que no crea bases para el desarrollo social al no generar empleo, y advirtió las nefastas consecuencias del Tratado de Libre Comercio (TLC).

“La implantación de la apertura económica se fundó en que las exportaciones serían el motor del desarrollo y fuente de compensación suficiente de los efectos destructores que traerían las importaciones en el empleo y en la producción nacional. Se desechó el mercado interno como base del crecimiento, se dijo que estaba agotado”, refiere el periodista colombiano Aurelio Suárez Montoya en su artículo El comercio exterior en 2009 y la caída de la economía colombiana.


La trampa del TLC

La apertura sólo ha traído traumas a la economía colombiana, éste medido en la cuenta corriente de la balanza de pagos ha sido periódicamente negativo. Entre 1993 y 1998, acumuló un déficit superior a $32.000 millones y durante los mandatos de Uribe, entre 2002 y el primer trimestre de 2009, se suman otros $20.000 millones. En consecuencia, la deuda pública continúa en aumento.

La economía de Colombia comenzó a vivir del ahorro externo, de créditos e inversión extranjera, con lo cual ha sustituido el ahorro interno y reforzado su dependencia de los EEUU, lo que se ha hecho especialmente negativo una vez se inició la crisis mundial del capitalismo en 2008.

De hecho, en el referido evento, Stiglitz fustigó duramente las políticas de países que dependen del comportamiento de la economía estadounidense y cuyo desempleo es alto, como México y Colombia; y aseguró que el modelo colombiano no es el más idóneo, pues para atraer inversión extranjera se han flexibilizado al extremo todas las regulaciones.

Explicó que si los TLC fueran realmente de libre comercio apenas tendrían tres páginas para decir que los dos países levantan todos los subsidios sobre su producción y eliminan todos los aranceles. No obstante, “son enormes mamotretos llenos de limitaciones al libre comercio, que se escriben así para ocultar el hecho de que buscan beneficiar a las grandes empresas de los países ricos”.

A ese panorama, se suma la caída de la producción industrial y el comercio, así como de la agricultura, el transporte y la construcción.


¿Venezuela culpable de la caída económica en Colombia?

Un hecho que demuestra que la política uribista va en detrimento del desarrollo de Colombia es la firma de un acuerdo con EEUU -el pasado 30 de octubre de 2009- para la instalación de siete nuevas bases militares en el territorio del país vecino, que se suman a las ya existentes, y la llegada de 1.400 estadounidense (800 militares con inmunidad diplomática y 600 contratistas civiles) que constituyen una amenaza a la soberanía de la región.

Esta medida, aunada a la acusación de que el gobierno venezolano habría facilitado lanzacohetes antitanque AT-4, de fabricación sueca y adquiridos por Venezuela en los 80, a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), provocó el congelamiento de relaciones comerciales con Venezuela, el segundo socio comercial después de EEUU.

“Implantar bases militares de EEUU en el territorio patrio acabó por dañar el escenario, se produjo un rechazo en la región suramericana que el gobierno de Uribe sabía que se ocasionaría. Esa decisión brinda evidencia de que en asuntos medulares el que manda es Estados Unidos”, apunta Suárez Montoya.

Así, mientras los sectores productivos colombianos aún reiteran que intentan buscar nuevos mercados, pero que no pueden sustituir de inmediato un mercado natural como el de Venezuela, analistas se empeñaron en decir que el mercado venezolano sufriría mayormente por el congelamiento de relaciones, lo cual se reflejaría en el desabastecimiento de rubros básicos, especialmente en el sector de alimentos, pronóstico que no se ha cumplido.

Las exportaciones de Colombia han caído, cerrarán con una baja de 35%, según estimaciones de la Asociación Nacional de Comercio Exterior de Colombia (Analdex), un año después de un fructífero intercambio cercano a los $7.200 millones de dólares. No obstante, las ventas al mercado criollo, que acumulaban $2.620 millones a mitad de 2009 (70 millones menos que el año previo), evitaron el derrumbe de la balanza comercial del país vecino.

Pero no sólo el intercambio con Venezuela retrocedió para la nación que dirige Uribe, para mediados de este año las ventas a Estados Unidos cayeron 25%.


Política económica subordinada con apoyo mediático

Pese a que Uribe ha impulsado medidas que paga el pueblo colombiano, con inflación, deuda y desempleo, además de alejarse del progreso, su gobierno cuenta con el respaldo de las grandes cadenas de medios de comunicación y agencias de noticias en el mundo.

Es así como este martes, la agencia Reuters publicó que el retraso de la recuperación económica de Colombia no tiene que ver con el impacto mundial de la crisis del capitalismo sino con “el factor Venezuela”. En conclusión, la República Bolivariana no sólo es culpable de la violencia y el narcotráfico en Colombia sino también del recorte de la tasa de interés de referencia en 50 puntos básicos al histórico 3,50% que anunció el Banco Central colombiano para el próximo año.

“El factor Venezuela ya está pesando y va a seguir jugando de aquí en adelante (…) Colombia no ha podido alentar la débil demanda doméstica, a lo que se suma ahora el impacto venezolano”, indica la nota, obviando los niveles de intercambio anual hasta 2008 e incluso mediados de 2009, así como los esfuerzos del Gobierno Nacional por promover la integración de los pueblos, a través de iniciativas como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra América (Alba).

El Gobierno de Uribe ve mermadas las posibilidades de desarrollo económico y social al tiempo que aumenta su dependencia de EEUU, con lo cual Colombia marcha en sentido contrario al resto de Latinoamérica, región que cuenta con diversos gobiernos progresistas -Brasil, Argentina, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Paraguay, Cuba, Uruguay y Venezuela- y trabaja en función del fortalecimiento conjunto.

“Hasta las propagadas teorías de comercio exterior, que han inspirado el neoliberalismo de las dos últimas décadas, quedan relegadas, se desechan los negocios con los mejores socios aún en medio de crisis económica, se desestima la integración con el Sur y todo se supedita a los intereses estratégicos de la superpotencia, ante los cuales Colombia se doblega”, tal y como lo reseña Suárez Montoya.

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