Foto H.D
SEMBRAR LA DESCONFIANZA HACIA LAS OPERACIONES HUMANITARIAS Y LA SALIDA POLÍTICA: OBJETIVO ESTRATÉGICO DE LA GUERRA URIBISTA.
¿Cuáles eran los objetivos estratégicos de la “operación jaque”?
Ante todo, hay que tener en cuenta que se trató de una operación militar, como lo reconocen ahora, y no de una “acción humanitaria”, como pretendían hacerlo creer inicialmente los actores del poder involucrados: el gobierno, el Comando Sur, los asesores israelíes y británicos.
En segundo lugar, el operativo se basa en una copia milimétrica de las dos (2) operaciones humanitarias internacionales, agenciadas por el gobierno venezolano. Desde el color blanco de los helicópteros, hasta la camiseta del Ché, pasando por el engaño de un solo reportero de televisión. La farsa completa necesitaba de un símbolo creíble: el del Comité Internacional de la Cruz Roja, CICR.
AFIANZAR LA IDEA DE LA SALIDA MILITAR.
El costoso dispositivo de espionaje, aviones plataforma, despliegue de tropas, colombianas y del Comando Sur, compra de conciencias y propaganda buscaba asestar un golpe al proceso de liberación, negociada o voluntaria, de rehenes por la dirección de las FARC. Y, a la vez, desacreditar la intervención de ONGs y gobiernos extranjeros amigos en apoyo a las gestiones humanitarias y a la búsqueda de una solución política negociada.
Prueba de lo anterior, es la desautorización posterior al comisionado francés y las acusaciones provocadoras contra el señor Gontard, delegado suizo. La negativa a cualquier gestión de Venezuela, pese a los recientes acercamientos de Punto Fijo; y la persistente hostilidad con Ecuador y Nicaragua. El gobierno retiró las autorizaciones a Álvaro Leyva y Carlos Lozano, a quienes había comisionado para buscar el acercamiento con las Farc. Solo la iglesia católica tendría aval oficial. Pero, en su actual división interna, se muestra, en el mejor de los casos, cautelosa si no renuente.
DIÁLOGO “DIRECTO” PARA NO DIALOGAR.
En suma, el gobierno dice que buscará el contacto directo. Pero su oferta es la de dialogar sobre desmovilización, según el modelo Santafé de Ralito, con el que negoció con los paramilitares. Como si guerrilla y paramilitarismo fuera una sola y misma cosa.
Lo que el gobierno propone es un contacto y un diálogo sin garantías, sin testigos confiables, sin acuerdos serios. Esa falta de seriedad está comprobada. Los socios narcoparamilitares de Uribe, con quienes negoció en Santafé de Ralito, están extraditados en Estados Unidos. La ley 975, fabricada a la medida de la impunidad, fue sustituida por la extradición.
El estilo tramposo ha salido a la luz en lo de la “operación jaque”. No hay “engaños perfectos”. Tarde o temprano, se conoce la verdad.
LA DISYUNTIVA REAL: SALIDA DEMOCRÁTICA O FASCISMO.
A lo largo del año, el gobierno viene preparando fastuosas actividades culturales para el 20 de julio. El anuncio de la reelección, del paquete de reformas y de la pregonada victoria militar del establecimiento pretende adornarlo con los desfiles previstos. Muchas personas participarán bajo una confusa noción de apoyo a la finalización del conflicto y la libertad de los secuestrados.
El gobierno utilizará el 20 de julio para reafirmar la vía de la guerra y no la vía de la paz.
Las fuerzas democráticas no deben engañarse. La solución política, preferiblemente por una vía de diálogo y negociación francos, para pensar en conjunto las alternativas democráticas consensuales para un tratado de paz, no es algo que se toma o se deja, ni mucho menos que se intercambia por operativos militares exitosos. Las fuerzas democráticas tienen claro que la disyuntiva es: salida democrática o fascismo. En eso nadie, en la izquierda, tiene derecho a engañarse.
Jaime Caycedo, Secretario General del PCC/PDA
¿Cuáles eran los objetivos estratégicos de la “operación jaque”?
Ante todo, hay que tener en cuenta que se trató de una operación militar, como lo reconocen ahora, y no de una “acción humanitaria”, como pretendían hacerlo creer inicialmente los actores del poder involucrados: el gobierno, el Comando Sur, los asesores israelíes y británicos.
En segundo lugar, el operativo se basa en una copia milimétrica de las dos (2) operaciones humanitarias internacionales, agenciadas por el gobierno venezolano. Desde el color blanco de los helicópteros, hasta la camiseta del Ché, pasando por el engaño de un solo reportero de televisión. La farsa completa necesitaba de un símbolo creíble: el del Comité Internacional de la Cruz Roja, CICR.
AFIANZAR LA IDEA DE LA SALIDA MILITAR.
El costoso dispositivo de espionaje, aviones plataforma, despliegue de tropas, colombianas y del Comando Sur, compra de conciencias y propaganda buscaba asestar un golpe al proceso de liberación, negociada o voluntaria, de rehenes por la dirección de las FARC. Y, a la vez, desacreditar la intervención de ONGs y gobiernos extranjeros amigos en apoyo a las gestiones humanitarias y a la búsqueda de una solución política negociada.
Prueba de lo anterior, es la desautorización posterior al comisionado francés y las acusaciones provocadoras contra el señor Gontard, delegado suizo. La negativa a cualquier gestión de Venezuela, pese a los recientes acercamientos de Punto Fijo; y la persistente hostilidad con Ecuador y Nicaragua. El gobierno retiró las autorizaciones a Álvaro Leyva y Carlos Lozano, a quienes había comisionado para buscar el acercamiento con las Farc. Solo la iglesia católica tendría aval oficial. Pero, en su actual división interna, se muestra, en el mejor de los casos, cautelosa si no renuente.
DIÁLOGO “DIRECTO” PARA NO DIALOGAR.
En suma, el gobierno dice que buscará el contacto directo. Pero su oferta es la de dialogar sobre desmovilización, según el modelo Santafé de Ralito, con el que negoció con los paramilitares. Como si guerrilla y paramilitarismo fuera una sola y misma cosa.
Lo que el gobierno propone es un contacto y un diálogo sin garantías, sin testigos confiables, sin acuerdos serios. Esa falta de seriedad está comprobada. Los socios narcoparamilitares de Uribe, con quienes negoció en Santafé de Ralito, están extraditados en Estados Unidos. La ley 975, fabricada a la medida de la impunidad, fue sustituida por la extradición.
El estilo tramposo ha salido a la luz en lo de la “operación jaque”. No hay “engaños perfectos”. Tarde o temprano, se conoce la verdad.
LA DISYUNTIVA REAL: SALIDA DEMOCRÁTICA O FASCISMO.
A lo largo del año, el gobierno viene preparando fastuosas actividades culturales para el 20 de julio. El anuncio de la reelección, del paquete de reformas y de la pregonada victoria militar del establecimiento pretende adornarlo con los desfiles previstos. Muchas personas participarán bajo una confusa noción de apoyo a la finalización del conflicto y la libertad de los secuestrados.
El gobierno utilizará el 20 de julio para reafirmar la vía de la guerra y no la vía de la paz.
Las fuerzas democráticas no deben engañarse. La solución política, preferiblemente por una vía de diálogo y negociación francos, para pensar en conjunto las alternativas democráticas consensuales para un tratado de paz, no es algo que se toma o se deja, ni mucho menos que se intercambia por operativos militares exitosos. Las fuerzas democráticas tienen claro que la disyuntiva es: salida democrática o fascismo. En eso nadie, en la izquierda, tiene derecho a engañarse.
Jaime Caycedo, Secretario General del PCC/PDA
Concejal de Bogotá
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