lunes, 7 de julio de 2008

REFLEXIONES DIDÁCTICAS

Jaime Caycedo
DESPUÉS DE LOS HECHOS
El operativo en el que fueron liberados quince rehenes, entre quienes Ingrid Betancourt y tres asesores del Comando Sur, tuvo las características de resultar exitoso e incruento. Eso no cambia el hecho de que fue un acto de guerra, no un acto de paz, en medio del conflicto. Por fortuna para los liberados, las cosas salieron bien. No ocurrió corrientemente así, en las decenas de intentos de rescate militar realizados anteriormente por la fuerza pública.

INSÓLITA CORTINA DE HUMO
Es natural y justa la alegría ante la libertad de las personas que permanecían en cautiverio. Los hechos de guerra que demuestran una ventaja militar tienen efectos políticos inmediatos, no desdeñables. El más insólito, es la decisión de la Corte Constitucional, con el salvamento del voto del magistrado Jaime Araujo, de no someter a revisión su sentencia frente al acto legislativo que decretó la reelección presidencial inmediata. El delito que debía anularlo se convierte, así, en un antecedente jurídico. El delito genera legalidad constitucional, el mensaje es claro. Tal es el sesgo de guerra ganada y de victoria militar que se le pretende otorgar al operativo concluido el 2 de julio de 2008.

SOMETIDOS AL COMANDO SUR
En alas del júbilo marcial y de la mentalidad belicista que fluye desde el gobierno y acogen, acríticamente, los grandes medios, pretende imponerse la tesis de sepultar definitivamente el diálogo, el acuerdo humanitario, la facilitación internacional, la mediación de los mandatarios latinoamericanos y la solución política. Se intenta re patentar la táctica bélica del “cerco humanitario” y las operaciones de rescate militar. Los éxitos militares hablan del importante aporte en asesoramiento, espionaje e información estratégica satelital del Comando Sur. Quien maneja tal información puede determinar el éxito o fracaso de un operativo quirúrgico como el del Guaviare. En consecuencia, no se puede confiar en la vía de los rescates militares. El acuerdo humanitario será siempre más confiable.

MOVILIZACIÓN POR LOS DERECHOS SOCIALES Y POR LA PAZ
Las fuerzas de la izquierda no pueden permanecer inmóviles ante la situación. Es necesario recordar dos cosas: los resultados del campo de batalla tienen efectos políticos, pero no resuelven las crisis estructurales. A lo sumo, las aplazan. En segundo lugar, hay que mantener la iniciativa con centro en la movilización popular, sin perder de vista la totalidad de los problemas que tocan el descontento: el envilecimiento del salario, del empleo, de la estabilidad, la violación de los derechos fundamentales, el desconocimiento de las garantías constitucionales y su sustitución por la dictadura plebiscitaria. El fondo de la táctica uribista consiste en vincular el éxito militar logrado con la segunda reelección. Pero las cosas no son color de rosa si el pueblo hace valer su voz en defensas de sus derechos y de la salida democrática, que implica una Asamblea Constituyente y un nuevo gobierno, liberado de las mafias y del narcoparamilitarismo.

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