jueves, 29 de octubre de 2009

Veeduría Nacional e Internacional para Sumapaz pide Concejal Jaime Caicedo


· “El objetivo es garantizar a toda costa la protección de la población civil y mantenerla al margen del conflicto”.

· Apoyo a la propuesta del “Pacto por Sumapaz” hecha por el Alcalde Mayor.

Ante el recrudecimiento del conflicto en el área de Sumapaz, que ya ha cobrado las vidas de tres ediles y de varios pobladores inermes, el concejal del Polo Democrático Alternativo Jaime Caicedo Turriago propuso a la Alcaldía Mayor la designación de comités nacionales e internacionales de veeduría que comprueben en el terreno la protección de la vida y la integridad de la población civil y hagan acompañamiento permanente a la población en el cumplimiento de los postulados del derecho internacional humanitario, especialmente en lo atinente a los contenidos del artículo tercero del protocolo II de Ginebra.



La propuesta, que complementa la idea del Alcalde Mayor de construir el “Pacto por Sumapaz”, se conoció durante la reunión que la bancada del Polo sostuvo con el Alcalde Mayor Samuel Moreno para discutir temas centrales de la agenda legislativa del Concejo de Bogotá y algunos de los problemas cruciales de la capital, entre ellos los acontecimientos ocurridos en la Localidad de Sumapaz. “No podemos permitir bajo ningún pretexto que la guerra invada a una localidad que ha sido hasta el momento ejemplo de convivencia, entendimiento pacífico y progreso. Hay que recordar que esta localidad se ha distinguido por sus casi inexistentes índices de delincuencia, gracias a los acuerdos realizados entre las fuerzas políticas presentes en la región, la población civil y las organizaciones sociales. Los habitantes de Sumapaz están altamente organizados a través de múltiples formas sociales”, señaló Caicedo Turriago.

Señaló que en su criterio “el compromiso de la administración y del Concejo de la ciudad tiene que ser la protección de los ciudadanos y ciudadanas inermes que habitan la zona desde hace varios lustros contra las provocaciones provenientes de diversos sectores. Dicha protección se entiende tanto desde el punto de vista de su aislamiento de las fuerzas en combate, como desde la óptica de la continuación y profundización de los proyectos productivos y de preservación ambiental que las últimas alcaldías han venido desarrollando con la cooperación de las fuerzas políticas y de la sociedad en general”.

Aprovechó para proponer la conformación de las denominadas “Reservas Campesinas”, iniciando por Sumapaz como localidad piloto. “Estas reservas apuntan a consolidar un área en torno a la capital que brinde condiciones para el indispensable desarrollo de la soberanía alimentaria y ambiental para la ciudad, además de asegurar un escenario de productividad e ingresos a los campesinos que producen la mayoría de los alimentos que consumen las grandes urbes, a quienes también deben otorgarse todas las garantías para su permanencia segura en sus territorios actuales”, indicó.

Respecto de la decisión de construir una base especial para la policía en San Juan de Sumapaz o Nazareth, dos de los cascos urbanos de la región, Caicedo señaló que está en total desacuerdo con el desarrollo de semejante idea. “Adicionar la policía nacional a los tres batallones de las fuerzas armadas presentes en la localidad no agrega nada nuevo a la estructuración de un territorio que ha demostrado poder de asociación para preservar su seguridad y su convivencia. Adicionalmente, habría que decir que instalar bases en medio de los cascos urbanos va en contravía de los protocolos internacionales, especialmente los preconizados por el artículo tercero del protocolo II de Ginebra”.

Caicedo concluyó manifestando que si bien Sumapaz representa una de las riquezas naturales más importantes del país, por lo cual hay que cuidar el páramo y sus recursos, lo más importante ahora es la gente que habita desde hace décadas la región. “Su protección se impone por encima de toda consideración, lo cual no contradice en manera alguna el desarrollo de los proyectos ambientales y productivos que están en marcha. Bogotá debe sentirse afortunada de tener en su territorio una población y una región ambiental sin igual. Por ello, debe protegerla y rodearla contra las amenazas y provocaciones”.

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