Casi 63 por ciento de los niños, niñas y adolescentes de la región sufre algún tipo de pobreza, lo que repercutirá en su futuro, según un estudio de la Comisión Económica de América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) difundido este martes en Santiago de Chile.
La investigación realizada entre 2008 y 2009 toma en cuenta factores como nutrición, educación, acceso a servicios básicos y vivienda, así como a medios de comunicación.
“Si bien los niños en situación de pobreza moderada no sufren un deterioro serio en sus condiciones de vida, ven mermadas sus oportunidades futuras”, observa el estudio.
Los autores del estudio, Ernesto Espíndola y María Nieves Rico, de la División de Desarrollo Social de la CEPAL, amplían el concepto de pobreza al incumplimiento de al menos uno de sus derechos humanos, económicos, sociales y culturales.
“La falta de expectativas y la discriminación que sufren por ser pobres, no sólo afectan sus derechos en el presente, sino que los dejarán en los estratos más bajos de la escala social, haciendo que en la adultez reproduzcan la precariedad en su bienestar”, detalla.
El texto considera, además, el nivel de ingresos de sus hogares y la capacidad potencial de que estos recursos puedan satisfacer sus necesidades básicas.
La investigación realizada entre 2008 y 2009 toma en cuenta factores como nutrición, educación, acceso a servicios básicos y vivienda, así como a medios de comunicación.
“Si bien los niños en situación de pobreza moderada no sufren un deterioro serio en sus condiciones de vida, ven mermadas sus oportunidades futuras”, observa el estudio.
Los autores del estudio, Ernesto Espíndola y María Nieves Rico, de la División de Desarrollo Social de la CEPAL, amplían el concepto de pobreza al incumplimiento de al menos uno de sus derechos humanos, económicos, sociales y culturales.
“La falta de expectativas y la discriminación que sufren por ser pobres, no sólo afectan sus derechos en el presente, sino que los dejarán en los estratos más bajos de la escala social, haciendo que en la adultez reproduzcan la precariedad en su bienestar”, detalla.
El texto considera, además, el nivel de ingresos de sus hogares y la capacidad potencial de que estos recursos puedan satisfacer sus necesidades básicas.
(Con información de AFP)
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