Constancia pública presentada en el Concejo de Bogotá
Como ya ha hecho triste carrera en la institucionalidad del país, de manera por demás antiética, el señor Procurador General de la Nación anunció ayer a través de los medios masivos de información la apertura de indagación preliminar contra varios representantes de la oposición política al gobierno del presidente Álvaro Uribe, entre quienes presuntamente me encuentro. Digo presuntamente, por cuanto hasta el momento ninguna autoridad judicial o disciplinaria me ha comunicado oficialmente, como debería ser, el inicio de acción alguna en tal sentido.
Lo segundo que llama poderosamente la atención es que los motivos de la investigación preliminar, según cuentan los medios de información, son supuestos correos o vínculos hipotéticos con los famosos computadores de Raúl Reyes. El país y el mundo bien conocen los serios y fundados cuestionamientos que peritos nacionales e internacionales han hecho a la manipulación de dicha información y al rompimiento de la cadena de custodia durante los primeros días en que las autoridades policiales y del ejército colombiano tuvieron en sus manos tales elementos de computación, obtenidos además en una acción abiertamente hostil e ilegal contra un país hermano mediante la flagrante violación de su territorio y su soberanía, hecho que aun hoy mantiene rotas las relaciones diplomáticas con Ecuador.
Pero para mayor sorpresa, resulta que año y medio después de que las autoridades colombianas hicieran el cuestionado hallazgo de los mágicos computadores de Reyes, personas que como yo jamás habían aparecido relacionadas con la supuesta información allí contenida, por arte de birlibirloque, ahora lo estamos.
Desde luego, el hecho mismo de esta imputación no es casual. Todo parece indicar que la autoría de esta acusación recae en la Dijin, organismo que no sólo se ha dedicado a lanzar cuanto señalamiento se le ocurre contra artistas, directores de cine, periodistas, intelectuales y otras figuras públicas, casi todas ellas manifiestamente opuestas al régimen uribista, sino que además ha sido el autor de hechos abiertamente ilegales como aquel seguimiento que denuncié el año pasado, cuando con las manos en la masa y ante la presencia de autoridades de cuerpos secretos del Estado pude establecer personalmente que agentes adscritos a esa misma Dijin, sin orden judicial y en conducta evidentemente sospechosa, tenían prácticamente rodeada mi casa. En esos momentos y días después, el mismo director general de la Policía Nacional, general Naranjo, se disculpó arguyendo que se había tratado de una equivocación, por cuanto perseguían a un supuesto narcotraficante, siendo que me movilizaba en el vehículo adscrito al Concejo de Bogotá y con escolta de la Policía Nacional.
Han dirigido amenazas contra mi vida y he sido víctima de atentados, con la particularidad de que nunca se han encontrado los responsables. Mis teléfonos fueron chuzados por el DAS de manera abiertamente ilegal e inconstitucional; tampoco se sabe de culpables, a pesar de que dicha institución tiene dependencia directa del despacho del presidente de la República. En fin, ha ocurrido toda suerte de atropellos contra mi seguridad, mi privacidad y mi vida, sin que las autoridades hayan encontrado responsables.
Pero ahora resulta que la tortilla da la vuelta y sin conocer aun los señalamientos de forma oficial, es decir, sin saber de qué se me acusa, soy objeto de señalamiento público por parte del señor Procurador General, personaje claramente vinculado al poder omnímodo de la Casa de Nari.
Declaro públicamente que voy a responder a cualquiera de los supuestos indicios, pues a diferencia de la acción clandestina consuetudinaria de algunos organismos de seguridad del Estado, todas mis actuaciones han sido de cara al país, en la civilidad y con la ética revolucionaria que nos han caracterizado a mí y a mi partido.
No me voy a arredrar ni retrocederé un milímetro en mi actitud política de denuncia acerca de la corruptela del gobierno de Uribe, que busca con esta clase de acusaciones inventadas tender un manto de humo frente a las esas sí probadas vinculaciones de su gobierno, de su proceso de elección presidencial, de su propia reelección, con actos ilegales y con apoyos de los grupos armados de la ultraderecha que han provocado una de las mayores tragedias humanas de que se tenga noticia en el mundo contemporáneo.
Aquí estoy, con la frente en alto y con mi dignidad intacta. Responderé con la verdad.
Bogotá DC, junio 11 de 2009
Fdo. JAIME CAICEDO TURRIAGO
Concejal de Bogotá
Secretario general del Partido Comunista Colombiano
Miembro de la dirección nacional del Polo Democrático Alternativo
Prensa PCC
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Lo segundo que llama poderosamente la atención es que los motivos de la investigación preliminar, según cuentan los medios de información, son supuestos correos o vínculos hipotéticos con los famosos computadores de Raúl Reyes. El país y el mundo bien conocen los serios y fundados cuestionamientos que peritos nacionales e internacionales han hecho a la manipulación de dicha información y al rompimiento de la cadena de custodia durante los primeros días en que las autoridades policiales y del ejército colombiano tuvieron en sus manos tales elementos de computación, obtenidos además en una acción abiertamente hostil e ilegal contra un país hermano mediante la flagrante violación de su territorio y su soberanía, hecho que aun hoy mantiene rotas las relaciones diplomáticas con Ecuador.
Pero para mayor sorpresa, resulta que año y medio después de que las autoridades colombianas hicieran el cuestionado hallazgo de los mágicos computadores de Reyes, personas que como yo jamás habían aparecido relacionadas con la supuesta información allí contenida, por arte de birlibirloque, ahora lo estamos.
Desde luego, el hecho mismo de esta imputación no es casual. Todo parece indicar que la autoría de esta acusación recae en la Dijin, organismo que no sólo se ha dedicado a lanzar cuanto señalamiento se le ocurre contra artistas, directores de cine, periodistas, intelectuales y otras figuras públicas, casi todas ellas manifiestamente opuestas al régimen uribista, sino que además ha sido el autor de hechos abiertamente ilegales como aquel seguimiento que denuncié el año pasado, cuando con las manos en la masa y ante la presencia de autoridades de cuerpos secretos del Estado pude establecer personalmente que agentes adscritos a esa misma Dijin, sin orden judicial y en conducta evidentemente sospechosa, tenían prácticamente rodeada mi casa. En esos momentos y días después, el mismo director general de la Policía Nacional, general Naranjo, se disculpó arguyendo que se había tratado de una equivocación, por cuanto perseguían a un supuesto narcotraficante, siendo que me movilizaba en el vehículo adscrito al Concejo de Bogotá y con escolta de la Policía Nacional.
Han dirigido amenazas contra mi vida y he sido víctima de atentados, con la particularidad de que nunca se han encontrado los responsables. Mis teléfonos fueron chuzados por el DAS de manera abiertamente ilegal e inconstitucional; tampoco se sabe de culpables, a pesar de que dicha institución tiene dependencia directa del despacho del presidente de la República. En fin, ha ocurrido toda suerte de atropellos contra mi seguridad, mi privacidad y mi vida, sin que las autoridades hayan encontrado responsables.
Pero ahora resulta que la tortilla da la vuelta y sin conocer aun los señalamientos de forma oficial, es decir, sin saber de qué se me acusa, soy objeto de señalamiento público por parte del señor Procurador General, personaje claramente vinculado al poder omnímodo de la Casa de Nari.
Declaro públicamente que voy a responder a cualquiera de los supuestos indicios, pues a diferencia de la acción clandestina consuetudinaria de algunos organismos de seguridad del Estado, todas mis actuaciones han sido de cara al país, en la civilidad y con la ética revolucionaria que nos han caracterizado a mí y a mi partido.
No me voy a arredrar ni retrocederé un milímetro en mi actitud política de denuncia acerca de la corruptela del gobierno de Uribe, que busca con esta clase de acusaciones inventadas tender un manto de humo frente a las esas sí probadas vinculaciones de su gobierno, de su proceso de elección presidencial, de su propia reelección, con actos ilegales y con apoyos de los grupos armados de la ultraderecha que han provocado una de las mayores tragedias humanas de que se tenga noticia en el mundo contemporáneo.
Aquí estoy, con la frente en alto y con mi dignidad intacta. Responderé con la verdad.
Bogotá DC, junio 11 de 2009
Fdo. JAIME CAICEDO TURRIAGO
Concejal de Bogotá
Secretario general del Partido Comunista Colombiano
Miembro de la dirección nacional del Polo Democrático Alternativo
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