domingo, 4 de enero de 2009

Patricia Ariza habla sobre su caso en la Fiscalía: No me van a quitar mi derecho a opinar


Por: Enrique Rivas G.
La artista Patricia Ariza sostiene que el arte debe ser crítico porque trabaja sobre las heridas y fallas geológicas de la sociedad. Dijo que jamás se irá del país y sostiene que es una infamia la sindicación de pertenecer a la guerrilla.

Patricia Ariza es una de las mujeres más importantes del teatro en Colombia. Ha representado al país en casi todos los escenarios del mundo, donde es reconocida también por su tesón, trabajo a favor de las artes y del público. Junto con Santiago García y otros teatreros, también con reconocimientos y pergaminos, es una de las fundadoras del teatro La Candelaria en 1966, grupo que es reconocido universalmente por sus creaciones colectivas.

Han sido largos caminos por los que ha atravesado en la vida. Empezando porque desde muy temprana edad decidió ser rebelde con causa, salir de la casa a recorrer el país e irse a Isla Nada, en el Pacífico, donde intentó crear el mundo en paz y sin desigualdades, como lo soñó el ex Beatle John Lennon.

Es precisamente en esos cruces de caminos donde bebió las mieles del nadaísmo al lado de Gonzalo Arango, Jota Mario Escobar, Helena Escobar, Elmo Valencia, Helena Restrepo y Eduardo Escobar. Pero no sólo estuvo buscando una flor para mascar y gritando “más poesía y menos policía”.

Pasó del hipismo y de ahí se refugió en Juventud Comunista (Juco). Tres formas de lucha y pasado que la tienen hoy contra la pared, pues según informes de inteligencia policial, su trabajo artístico y social, al lado de madres de sectores vulnerables de la ciudad, hombres y mujeres de la calle y raperos no es más que una mampara para hacer movimiento de masas a favor de la guerrilla de las Farc.

¿Cómo recibió ese informe que terminó en manos de la Unidad Nacional contra el Terrorismo de la Fiscalía General de la Nación?

Me parece una infamia, no tengo la menor idea de dónde sale eso, pero me parece tenaz.

Dentro del informe de inteligencia a usted la sindican de hacer trabajo de masas para la guerrilla de las Farc.

Es una cosa tan absurda que a mí no me queda un minuto en la vida si voy a estar en esas cosas, como dice ese expediente. Es una estupidez de la más grave del mundo. Seguramente porque trabajo en reparación psicosocial de las víctimas del conflicto y como defensora de los Derechos Humanos con la Corporación Reiniciar. Por eso no voy a renunciar a lo que soy y a lo que hago. Es una actitud de dignidad y de respeto por lo que hago, porque amo lo que hago. ¡Muchísimo¡ Amo al teatro La Candelaria, que es uno de los grupos más importantes del mundo.

¿Y la otra sindicación?

Imagínese que otra de las acusaciones es que yo he sido hippy y nadaísta. Además de que son dos estados del alma, porque soy poeta también. Son dos momentos en mi vida de los cuales me siento orgullosa y feliz.

En algún momento de la vida el hipismo y el nadaísmo se encontraron por el mismo camino. Era también la revolución de los poetas y los locos.

Por supuesto, pero sigue siendo. Casi que éramos poetas, escritores y, en general, gente del arte y de la cultura. Recibí el año pasado el Premio de Poesía del concurso María Mercedes Carranza.

No hay comentarios: