viernes, 27 de febrero de 2009

EL POLO DEBE REAFIRMAR LA NECESIDAD DE UN CAMBIO DEMOCRÁTICO



* No basta la paz. Hay que enfrentar y resolver la miseria y las extremas desigualdades que se han ido acentuando en el país.

* Es posible un cambio profundo y queremos invitar al pueblo a que conserve esa esperanza y trabaje unido para conseguirlo

El secretario general del Partido Comunista Colombiano y actual concejal de Bogotá, Jaime Caycedo Turriago, dijo hoy en vísperas del Congreso del Polo Democrático Alternativo (PDA) que esta colectividad tiene la obligación de hacerle un claro planteamiento de izquierda a la sociedad colombiana que busque dar solución de fondo a la grave situación política y económica que hoy enfrenta el país.

“La crisis que hoy vivimos representa las dos caras de un mismo régimen: por una parte, la angustia económica que agrava aún más la penosa situación de millones de pobres en el país y que incluso puede llevar al abismo a las capas medias de la población; y por otra, el resquebrajamiento de ese régimen por su persecución a los opositores, el narcoparamilitarismo empotrado en el poder, el monopolio de la contratación del Estado en manos de los amigos de Uribe y la ineficiencia de la inversión social y en la infraestructura. Todo esto agravado por la crisis capitalista, en la que Colombia está sobreexpuesta por su extrema dependencia de la economía de EEUU”, enfatizó Caycedo.

De acuerdo con el criterio de los comunistas colombianos, que tendrán una importante representación en el Congreso del PDA, “hay que abrir un gran debate nacional sobre la necesidad, la oportunidad, la forma de tomar decisiones y las alianzas necesarias para lograr un cambio democrático. Hay que romper el chantaje de la ultraderecha que da a entender que el cambio democrático es sinónimo de entrega del país al terrorismo. No hay que temerle a un gran cambio democrático. Las alianzas deben ser las más amplias, sin perder la iniciativa programática y la participación popular pluralista en la construcción de un programa de gobierno”, complementó el concejal y dirigente de izquierda.

Caycedo afirmó que “hay una relación entre el impacto de la crisis económica en marcha y la política de seguridad, en términos del altísimo costo de la guerra interior definida como política de Estado. Una decisión central de un gobierno democrático tiene que ser ponerle fin a la guerra, para destinar recursos a la confrontación de la crisis, para evitar que su costo lo paguen los pobres y las mayorías trabajadoras. No basta la paz. Hay que enfrentar y resolver la miseria y las extremas desigualdades que se han ido acentuando en el país”.

De otro lado, el secretario general del Partido Comunista exigió “un cambio en las relaciones con Estados Unidos como potencia global. Debe ponerse fin al Plan Colombia como política hacia nuestro país y América Latina. Es cruel e inaceptable que EEUU destine ayuda militar a un país cruzado por una guerra fratricida, que se quiere extender al continente. Deben salir los asesores militares del país. Se necesita un control democrático civil sobre los aparatos de seguridad y de inteligencia. Lo que sigue ocurriendo con el DAS es indicativo del sesgo dictatorial que asume el actual gobierno”, planteó.

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lunes, 23 de febrero de 2009

UNIDAD PARA CONSTRUIR UN GOBIERNO DE AMPLIA COALICIÓN DEMOCRÁTICA Y POPULAR



De la naturaleza de la unidad: unidad para impulsar un cambio democrático.

El PDA está frente a la opción de jugarse en la posibilidad de encabezar la creación de un gobierno democrático y de ser una fuerza del cambio. Asumir tales decisiones responsables exige actuar con inteligencia y acierto. La complejidad de hoy no es reductible a soluciones del tipo de los llamados “acuerdos sobre lo fundamental” con el establecimiento oligárquico, concebidos como medio para garantizar la sobrevivencia, “un lugar bajo el sol”, como decía en otrora Alfonso López Michelsen, sino para plantearse las convergencias indispensables a los cambios sociopolíticos, de orientación económica, de paz y soberanía que reclama el país.

El régimen vive la crisis política de su perfil dictatorial, la vergonzosa sumisión a la política neocolonialista del imperialismo, al TLC y al intervencionismo militar del Plan Colombia, la sustitución de las garantías sociales por limosnas, el ambiente de corruptela del narcoparamilitarismo y de los grandes negociados, en un momento de cambios democráticos en América Latina y de avances hacia la integración continental. Continuismo es el horizonte que ofrece el empeño de Uribe en su reelección. Pero, aún si Uribe no va más, los posibles sucesores se disputan entre sí por ver quién asume, más que los otros, la prolongación del modelo neoliberal y el guerrerismo de los últimos siete años, que consideran insustituible.
A esto se suma la quiebra del modelo económico capitalista neoliberal, en su versión narcoparamilitar mafiosa, en el contexto de la profunda crisis económica mundial capitalista. La crisis no es transitoria ni superficial. Acarrea materiales de fondo que remueven conformismo social, el asistencialismo demagógico destinado a propiciar la reelección de Uribe y la flamante “confianza inversionista”.

Ante esta decadencia del poder resulta mucho más dañino el peso de la guerra contrainsurgente, convertida en el centro de la política del Estado, que se agrega a las consecuencias desastrosas de la crisis económica general. Un cambio democrático tiene que modificar este rumbo para lograr una paz democrática, con reforma social agraria y urbana, apertura e inclusión democráticas, plena soberanía, alianza, amistad con los hermanos de América Latina y pasos decididos a la unidad continental.
El Polo es una confluencia de fuerzas diversas, aglutinadas en torno a un Ideario de Unidad, unos estatutos de partido y una táctica electoral. Es, inevitablemente, un componente básico de un proyecto mayor de unidad del pueblo en proceso de construcción.

El agravamiento de la situación social exige acciones inmediatas como el alza de salarios, subsidio a los desempleados, cese de las medidas de represión, detenciones masivas y agresiones del Esmad, restablecimiento pleno de los derechos laborales, control de capitales y de cambios, medidas dirigidas a estimular la creación de frentes de trabajo, estímulo a la producción nacional, a la pequeña y mediana industria, iniciativas de reforma agraria que favorezcan el retorno de los desplazados con garantías, crédito barato y protección del Estado, etc.

Superar las polémicas paralizantes que le hacen el juego al régimen.

Existen en sectores de la izquierda visiones negativistas frente a las posibilidades de superar el actual estado de cosas, bajo la iniciativa y con un papel proactivo y dirigente del Polo. Algunos proponen alianzas, en primera instancia y preferentemente, con núcleos críticos del establecimiento, sin ruptura con el eje principal de la política de clase contra los trabajadores, la represión, la polarización y el macartismo, vinculados a la guerra interior. En su lógica, piensan que cualquier propuesta independiente desde la izquierda sería inviable y terminaría haciéndole el juego a la segunda reelección de Uribe.

En aras del llamado “posibilismo”, se subestiman, en particular, los cambios en el movimiento popular y las nuevas dinámicas de la lucha social en desarrollo. Por el contrario, las acciones huelguísticas y movilizaciones como la Minga nacional, en el segundo semestre de 2008, muestran un nivel alto de persistencia, participación, combatividad y radicalización. No han sido movimientos rutinarios. Indican el punto en que emerge un nuevo espíritu y una nueva actitud en el movimiento popular. Cegarse, desde la izquierda, ante esta realidad es una mala señal.

Hay quienes insisten en condicionar la unidad de las fuerzas democráticas a la condena permanente y repetitiva de la lucha armada. Sin medir el significado de las palabras reclaman la condena de lo que llaman la combinación de todas las formas de lucha, en el supuesto entendido de que tal concepto se reduce a la lucha armada, lo que es totalmente equivocado. Una cosa es considerar que la lucha armada no constituye en la actualidad una vía factible para los cambios democráticos irrenunciables y que existen otras formas más adecuadas y menos dolorosas para conseguirlos. Otra muy distinta es condenar la combinación de las formas de lucha como si se refiriera exclusivamente a la lucha armada y, además, fuese sinónimo de terrorismo, según la doctrina de la ultraderecha. La experiencia de la lucha popular colombiana ha sido, es y será mucho más compleja como para despacharse en condenas, estigmatizaciones y referencias formales frente a realidades existentes que solo pueden superarse con cambios políticos también reales. El PCC ha rechazado por principio los métodos terroristas y por igual razón se ha opuesto al secuestro y a toda forma de retención arbitraria.

Para avanzar hacia la paz, no existe ningún sustituto razonable a la solución política con dos componentes indispensables: uno, el compromiso de reformas sociales, políticas y culturales que modifiquen las causas estructurales que originaron y siguen reproduciendo las condiciones del conflicto; dos, la inclusión de los insurgentes en los compromisos de reconstrucción, desarrollo, seguimiento, verificación y control de un proceso de paz a través del diálogo, la negociación y la creación de una nueva institucionalidad democrática con legitimación popular.

Sin renunciar a una actitud crítica frente a los movimientos guerrilleros, el Polo debe propiciar su reconocimiento como interlocutores de la sociedad y el Estado, en la búsqueda de una paz democrática, que es lo contrario de la paz romana.
Construir la fuerza de la convergencia para el cambio.

El Polo tiene que poner en práctica una acertada política de alianzas sin renunciar a las propuestas claras de cambio. Priorizar, por lo tanto, la propuesta de un programa básico de cambios en el modelo económico, el tema de la paz y la reforma política. Y plantear una consulta abierta para escoger su candidato (a) presidencial propio, que debe ir hasta la primera vuelta presidencial. Consideramos el nombre de Carlos Gaviria como el más indicado para esta tarea.

Cinco son los ejes de un programa básico democrático. Primero, la renuncia al modelo neoliberal y la adopción de una política económica con un importante papel del Estado en la recuperación del control social sobre los recursos energéticos, las riquezas naturales y ambientales, la concreción de reformas agraria y urbana, el fortalecimiento del empleo y el ingreso para los sectores populares, el reforzamiento de la educación pública en todos los niveles y todo el territorio del país. Este viraje implica la renuncia al TLC con Estados Unidos, el control de capitales y de cambios, la reorientación hacia una cooperación económica estratégica en el marco de la unidad e integración latinoamericanas.

Segundo, una actitud decidida a ponerle fin a la guerra interior por una vía política y pacífica, que asocie las propuestas de reformas sociales y políticas con compromisos claros y verificables, acompañamiento internacional y garantías plenas para el diálogo, la vida de los rebeldes y la integridad de la población civil. Un paso en firme serán las medidas para el intercambio humanitario. El reto de este eje es el logro de un tratado de paz justa y democrática, que se acompañe de un proceso de verdad, justicia, reparación y compromiso de no repetición para las víctimas del conflicto armado, en toda su dimensión histórica. Tal acuerdo deberá ser ratificado popularmente en un plebiscito.

Tercero, una reforma política incluyente, que restablezca el derecho del pueblo a gobernar y a decidir; que permita neutralizar el control del gran capital privado sobre la administración pública; depurar el Congreso, las fuerzas armadas y de policía y el poder ejecutivo de las mafias del narcoparamilitarismo; garantizar elecciones transparentes y libres; conformar un estatuto de la oposición. En todo momento deben regir el respeto por los derechos humanos y el derecho internacional humanitario.
Cuarto, la posición del Polo en lo internacional no puede albergar la ambigüedad, la neutralidad ni las posturas de tercera vía. Proponemos que se exprese la solidaridad con los procesos de cambio democrático en América Latina y reafirmar el rechazo a toda forma de intervencionismo militar y la injerencia en los asuntos internos, la terminación definitiva del Plan Colombia y la prohibición de la extradición de nacionales a los Estados Unidos.

Quinto, las sucesivas reformas a la Constitución de 1991 han modificado en gran parte sus aspectos positivos y acentuado sus ambigüedades y falencias. Creemos que la construcción de un nuevo poder democrático y popular implica la necesidad de una Asamblea Nacional Constituyente, de composición incluyente y representativa, con sujeción de sus conclusiones a la sanción ciudadana.

El Congreso del Polo debe elaborar y presentar su programa básico como una propuesta abierta a la discusión del país y el pueblo, que inaugure un nuevo momento en la lucha por la democracia. Con esto, el Polo abre la puerta al diálogo, al debate público e invita a la construcción conjunta del modelo de país democrático al que aspira. Proponemos generar escenarios de convergencia en los planos local, departamental y nacional con corrientes sociales y políticas interesadas en la discusión de los objetivos del cambio democrático.

Proponemos diseñar iniciativas de convergencia y unidad de acción, dirigidas a los sectores más dinámicos del movimiento popular, en la perspectiva de construir la fuerza en la lucha por la solución y salida democráticas de la crisis. La idea de organizaciones populares de impulsar un gran Congreso del Pueblo, que incorpore nuevos destacamentos al compromiso hacia una nuevo poder amplía el horizonte de la política de alianzas y acerca el Polo a las dinámicas crecientes de la movilización social.

En lo organizativo proponemos que se elijan las direcciones departamentales y locales durante el proceso de la consulta presidencial. Así mismo, conservar el actual número de integrantes de la Dirección Nacional y el Comité Ejecutivo.

Unidad para un gobierno democrático de la izquierda hacia un nuevo poder popular.
La propuesta del Polo es la conformación de un gobierno para los cambios democráticos, con base en la convergencia pluralista de fuerzas en amplia coalición popular y abierto a la participación con las bases programáticas expuestas.

El Polo tiene la obligación de desarrollar un enfoque y un estilo de gobierno que gane credibilidad en la perspectiva del cambio democrático. Tiene que sortear las limitaciones del llamado gobierno permanente, que es una rígida camisa de fuerza con espacio solo para el posibilismo de la llamada “gobernabilidad”.

El gobierno temporal, está sometido al gobierno permanente y constreñido por las limitaciones del orden nacional y jurídico-político para desarrollar plenamente su propuesta. Sin embargo, no puede derivarse de allí que el gobierno temporal se reduzca a ser administrador de las políticas impuestas desde el poder económico transnacional y su modelo neoliberal en crisis.
La noción de un gobierno democrático alternativo, es decir, en vía de cambio y ruptura con el régimen actual, requiere de unos derroteros claros de orden programático. La clave es que sus propuestas estén sintonizadas con los derechos del pueblo, que actúe consecuentemente para materializarlas, contribuya a la organización y concientización de las bases.

Desafortunadamente el choque va a venir de las políticas dominantes para descargar el peso de la crisis en los trabajadores y medios populares. El Polo debe promover medidas alternativas para contrarrestar y tratar de revertir los efectos destructivos, creando consciencia y organización social para ir a la raiz de los problemas sin camuflajes, con propuestas viables en el corto plazo, sin pretensiones de democratizar el capitalismo, pero con visión de reformas de fondo en función de los intereses de las mayorías y de los sectores más depauperados. El reto de un gobierno de izquierda es apoyarse en el pueblo y no en el gobierno permanente del poder actualmente dominante. Debe pensar en estrategias para convertir el poder popular en el poder permanente en la sociedad.

El punto guía es el Ideario de Unidad. El gobierno de la izquierda no se reduce a la lucha contra la corrupción. Con un estilo de gobierno diferente del que se ha servido el sistema tradicional el Polo tiene que gobernar también y principalmente con la izquierda popular, como una forma de gobernar en contacto con el pueblo.

PARTIDO COMUNISTA COLOMBIANO / PDA

viernes, 20 de febrero de 2009

EL CLIENTELISMO ES UNA ABOMINABLE FORMA DE DESCONOCER DERECHOS LABORALES

BOLETÍN DE PRENSA



EL CLIENTELISMO ES UNA ABOMINABLE FORMA DE DESCONOCER DERECHOS LABORALES



* El concejal Jaime Caycedo rechazó la doble moral de quienes acusan al alcalde Samuel Moreno de contratar personal bajo las normas que ellos mismos aprobaron



En respuesta al debate citado hoy en el Concejo de Bogotá por la bancada de Cambio Radical sobre el tema de la contratación de servicios personales en la administración distrital, el concejal Jaime Caycedo Turriago dijo que en el fondo se soslayó la discusión real sobre la tercerización de servicios en el Estado y el desconocimiento de los derechos de los trabajadores, quienes a través de dichas formas de vinculación ven burladas sus garantías laborales.



Caycedo señaló que este debate "escondió la táctica neoliberal de suprimir las plantas de personal y reemplazarlas por formas de contratación que destruyen los derechos de los trabajadores supuestamente para economizar costos, de forma que se cumplan las órdenes del Fondo Monetario Internacional en contra de los intereses de las mayorías".



Caycedo recordó que "el clientelismo, aplicado sin reato por todos los gobiernos de los cuales son representantes y cogestionarios los partidos que ahora sacan a relucir sus falsos moralismos, no es más que una herencia semifeudal de los sistemas de adherencia personal del bipartidismo, bajo el entendimiento de que la persona que se beneficia de un intermediario político adquiere con él supuestas obligaciones, en contra de toda lógica y de los mandamientos de la administración moderna, desconociendo la meritocracia, la carrera administrativa, las regulaciones laborales, los sistemas transparentes de contratación y los acuerdos laborales entre empleadores y trabajadores.".



"La fuente del clientelismo son las reformas inducidas porel decreto 1919 de 2002 y la ley 617 del mismo año, bajo la presidencia de Pastrana Arango, que fueron utilizadas para ejecutar despidos masivos, destrozar la convenciones colectivas e instaurar toso este régimen contractual lesivo. Esto tuvo expresiones concretas en el Distrito Capital bajo las administraciones de Mockus y Peñalosa, cuando miles de trabajadores fueron botados a la calle, las plantas fueron congeladas y en adelante la contratación se rigió por las órdenes de prestación de servicios y las tristemente célebres cooperativas de trabajo asociado. Estamos en contra de ese perverso sistema y queremos que se termine. Esa sería una real contribución a que en verdad las prácticas clientelistas aplicadas ampliamente en el Estado nacional se terminen para dar paso a métodos serios y a políticas públicas probas. Esto desdibuja las formas racionales y transparentes de organización de la administración pública", enfatizó el concejal del Polo Democrático.



"La administración del PDA en la ciudad es un poder temporal que se ve obligada a trabajar bajo las reglas instauradas por los partidos tradicionales y los de nuevo pelaje que cobijan a los mismos de siempre, pero con otro nombre. A través de la calumnia se trata de fomentar el desprestigio y el ataque a una administración que tiene en su mente grandes proyectos de beneficio general para la ciudadanía", puntualizó.

jueves, 19 de febrero de 2009

COLOMBIA / Importante debate como antesala al II Congreso del Polo Democrático

Por H.DURANGO

El Periódico VOZ reunió a personalidades del PDA para escuchar sus planteamientos sobre los temas centrales del II Congreso Nacional del Polo.


Por iniciativa del Periódico VOZ se realizó en Bogotá el miércoles 18 de Febrero un desayuno de trabajo con la asistencia de dirigentes del Polo Democrático Alternativo PDA entre quienes se destacan Jorge Robledo, senador de la República; Jaime Caicedo, concejal de Bogotá; los dirigentes nacionales del PDA Carlos Romero, Gloria Cuartas, Arnulfo Bayona, Carlos Lozano Guillén, Dr. Román Vega y el vocero juvenil Andrés Álvarez. El encuentro fue coordinado por Álvaro Angarita, Periodista del VOZ, y recabó la opinión de los dirigentes polistas sobre temas como el carácter de las alianzas políticas, las opciones de candidaturas presidenciales vistas des el PDA, Salida política al conflicto o guerra integral en Colombia y el planteamiento sobre las posibles conclusiones del II Congreso del polo Democrático previsto para los días 26, 27 y 28 de Febrero en la capital colombiana en materia de unidad o agrietamientos.


La iniciativa, cuyas conclusiones serán publicadas en una separata especial que circulará en la próxima edición de VOZ, se desarrolló en un ambiente de franca cordialidad y respeto en el debate y permitió conocer en detalles las posiciones que afloran en los momentos preliminares al máximo evento nacional polista y auscultó de parte de los voceros de cada sector las propuestas para sacar adelante lo que será la campaña política presidencial para el año 2010 en la cual se encuentran inmersas las diversas colectividades políticas tanto del establecimiento como de la oposición.





Invitamos a los lectores del Semanario VOZ a no perderse esta publicación que aparecerá en la edición del próximo miércoles.


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miércoles, 11 de febrero de 2009

REPRIMIR Y CRIMINALIZAR A LOS JÓVENES NO PUEDE SER LA RESPUESTA A SUS PREOCUPACIONES


BOLETÍN DE PRENSA



REPRIMIR Y CRIMINALIZAR A LOS JÓVENES NO PUEDE SER LA RESPUESTA A SUS PREOCUPACIONES


* Jaime Caicedo expresó su total desacuerdo con medidas represivas como el toque de queda para los jóvenes.

* Convertir a los jóvenes en objeto de falsos positivos o prenderles candela es una perversa manera de expresar una tendencia a la criminalización de la protesta y el descontento juvenil.



Durante el debate en el Concejo de la ciudad sobre el tema de las denominadas "tribus urbanas" y de la situación de los jóvenes en la ciudad, el concejal del Polo Democrático Alternativo (PDA) Jaime Caicedo Turriago fustigó con firmeza lo que llamó "el modelo de represión y aconductamiento aplicado a través de medidas como el toque de queda, como expresión de una propuesta ultraconservadora y falsamente moralista", en contraste con las demandas concretas de atención, empleo y oportunidades de desarrollo que reclaman los jóvenes en la ciudad.



Caicedo, quien se ha desempeñado a lo largo de varios años como profesor de antropología de la Universidad Nacional, descalificó a aquellos que pretenden tipificar las conductas juveniles en función de su pertenencia a movimientos o mal llamadas "tribus urbanas", puesto que tal enfoque "desconoce los contextos sociales reales en que se desempeñan los jóvenes, plagados de falta de oportunidades y de alternativas dignas de ocupación y de empleo. Esta clasificación que hacen algunos más parece una clara expresión de decepción frente a su propia incapacidad como padres de estimular y aprovechar esa caudal creativo e innovador de los jóvenes frente a una sociedad que los acosa, los señala y los acorrala, sin brindarles verdaderas oportunidades de crecimiento y desarrollo pleno de su potencialidad", señaló el concejal Caicedo.



Mostró también su desacuerdo con las medidas tomadas por la administración en torno al toque de queda nocturno establecido para los jóvenes en algunas zonas de la ciudad. Caicedo Turriago se preguntó si esta clase de decisiones tienen algún impacto en la formación de los jóvenes "pues no veo qué carácter pedagógico puede tener que los muchachos sean objeto de detenciones masivas arbitrarias, como en efecto son estas batidas. Finalmente, tal aconductamiento la sociedad termina delegándolo en la policía, abriendo la puerta a abusos ignominiosos como el ocurrido con los dos niños que fueron quemados en una estación. No hay mucha diferencia con la lógica de los paramilitares que exigen que la gente tiene que cortarse el cabello o que debe acostarse a determinadas horas porque si no lo "acuestan" definitivamente, disposiciones que pertenecen francamente a la órbita del nazismo", señaló tajantemente el concejal del PDA.



Criticó a la administración que ni siquiera reconoce los avances que sus propias políticas han producido en campos como la educación. "Detrás de esta clase de medidas puede haber buena intención. No obstante, lo real es que se ha caído en decisiones abiertamente represivas, no pedagógicas. Convertir a los jóvenes en objetos de falsos positivos o prenderles candela a unos muchachos es una perversa manera de expresar una tendencia a la criminalización de la protesta y de la rebeldía juvenil. Estoy en abierto desacuerdo con estas ideas. Estamos equivocando el camino, pues de lo que se trata de es de ofrecer alternativas de estudio, formación, ocupación productiva, recreación y canalización de la enorme potencialidad que tienen los jóvenes, mientras que la sociedad los está dejando al garete en las calles y parques. La salida no es la represión ni poner a los jóvenes en manos de la policía", declaró el concejal Jaime Caicedo.

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viernes, 6 de febrero de 2009

SE ABRE NUEVAMENTE LA PUERTA AL ACUERDO HUMANITARIO, A PESAR DE LOS OBSTÁCULOS

BOLETÍN DE PRENSA



SE ABRE NUEVAMENTE LA PUERTA AL ACUERDO HUMANITARIO, A PESAR DE LOS OBSTÁCULOS



El dirigente nacional del Polo Democrático Alternativo (PDA) y actual concejal de Bogotá, Jaime Caycedo Turriago, expresó hoy su satisfacción por la culminación exitosa del proceso de liberación de los retenidos por las Farc, aunque señaló que le preocupa la abierta hostilidad del gobierno del presidente Uribe frente a estos avances, expresada en los diversos obstáculos que interpuso.



Caycedo dijo que es un hecho histórico el que, con origen en el intercambio epistolar de Colombianas y Colombianos por la Paz con esa guerrilla, se haya dado la liberación de estos ciudadanos, lo cual en su criterio "abre las puertas nuevamente a la posibilidad cierta de un acuerdo humanitario promovido desde la sociedad civil, a pesar de las opiniones y acciones adversas de quienes solo ven la solución militar que tanta sangre y dolor ha causado al país. Lo paradójico y lamentable de todo esto es que el gobierno nacional aparece por fuera de este proceso, cuando su compromiso constitucional y legal le obliga a buscar las salidas menos cruentas a la tragedia violenta que vive el país desde hace varias décadas", puntualizó.



Agregó que los sectores democráticos del país no entienden cómo el gobierno nacional obstaculizó de diversas formas esta entrega. "Primero, desconoció e invalidó a una serie de personalidades nacionales e internacionales de altísima credibilidad que se sugirieron como garantes de la entrega; luego, puso en peligro uno de los operativos humanitarios al autorizar sobrevuelos de naves del ejército en la zona de rescate; luego, intentó violentar el derecho de información a los periodistas que cubrían la llegada de uno de los liberados; y por último, pretendió bloquear la gestión de intermediación de la senadora Piedad Córdoba, artífice de este exitoso operativo humanitario, que no sólo buscaba la liberación de los ciudadanos que hoy felizmente disfrutan de su libertad al lado de sus familias, sino que quiere abrir el camino para que los demás retenidos regresen sanos y salvos a sus hogares", dijo enfáticamente el dirigente del PDA.



De la misma manera cuestionó la posición del comisionado de paz al señalar que su papel en esta etapa lo deja en la categoría de "desplazado del proceso de paz, hecho absolutamente contradictorio con la esencia supuesta de su misión, cual es alcanzar la paz duradera para el país y para los millones de compatriotas que nos debatimos en medio de una guerra que ha cobrado miles de vidas y que acentúa la miseria y el desarraigo. Esto muestra a las claras el rostro guerrerista de la administración Uribe, en contra del clamor popular que pregona el fin del conflicto y el inicio de una era de justicia, equidad y progreso para todos y todas", enfatizó.



Caycedo Turriago saludó la cooperación del presidente Lula, del Brasil, así como destacó la simpatía de otros gobiernos de América Latina por este proceso. Expresó su coincidencia con los planteamientos hechos por los liberados Alan Jara y Sigifredo López en torno a la necesidad de frenar a toda costa el rescate militar y los llamados "cercos humanitarios" que ponen en peligro la vida y la integridad de quienes aún se encuentran en poder de las Farc. "Pero además, indicó, estas liberaciones y este proceso exitosísimo da muestras de que el intercambio pacífico es posible; el gesto unilateral de las Farc es una clara señal de las posibilidades que este acuerdo tiene, situación que debe ser seriamente considerada por el gobierno nacional".



Por último, destacó el papel cumplido por la organización de "Colombianas y Colombianos por la Paz", de la cual Caycedo Turriago es miembro activo. "Me siento inmensamente orgullosos de pertenecer a este grupo de patriotas que buscamos una salida pacífica a este inveterado conflicto. Mis felicitaciones sinceras y efusivas a la senadora Piedad Córdoba por este logro y mi invitación a continuar sin desmayo en este esfuerzo, con el acompañamiento de millones de colombianos y colombianas empeñados en un cambio del curso de la vida política nacional para el logro de una paz democrática, con justicia social y soberanía", finalizó el dirigente del PDA.

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¿ La Unidad para qué?


- Gabriel Becerra

4 de febrero de 2009. Con la realización esta semana en la ciudad de Ibagué del I Congreso Nacional del Polo Joven se entra en la recta final del II Congreso del PDA que sesionará del 26 al 28 de febrero próximo en Bogotá. Sus debates y definiciones empiezan a decantarse y con ello aumentan los señalamientos y provocaciones contra su unidad, que serán la nota predominante durante las próximas tres semanas.

Artificialmente y con un claro propósito manipulador la gran prensa habla de los "moderados y modernos" a los que promueve abiertamente aprovechando las ansias de protagonismo personal de algunos dirigentes, y de los "ortodoxos y sectarios", a los que con la ayuda lamentable de personas como Gustavo Petro, macartiza y señala de aliarse con sectores tradicionales del establecimiento, y a la misma vez, irónicamente con las FARC. Todo tiene verdaderamente un tono de desespero, oportunismo y de bajeza reprochable.

Lo cierto es que como es normal de cara a un evento como el previsto existe un debate sobre las definiciones centrales que debe adoptar esta fuerza política unitaria en el corto y mediano plazo. Debate que finalmente decidirán los 1500 delegados que fueron elegidos democráticamente al máximo evento y no la gran prensa. Sustancialmente se trata de definir qué tipo de unidad es la que lidera y propone el PDA y el para qué de la misma en las condiciones actuales.

Ante la crisis capitalista internacional y sus efectos económicos y políticos internos lo que se impone no es la política de conciliación y concesiones con la derecha en cualquiera de sus presentaciones. Hacerlo, por las ambiciones de ser gobierno a cualquier precio o de saciar aspiraciones personales, como quedo en evidencia en el caso de Angelino Garzón, es enterrar definitivamente este nuevo esfuerzo de unidad de la izquierda y los sectores democráticos.

La unidad que se reclama es aquella que es coherente con un proyecto radicalmente opuesto al del bloque dominante que representa Uribe o cualquiera de sus voceros. Es la unidad pregonada por Carlos Gaviria para construir la paz y la democracia verdadera en Colombia y superar sus desigualdades económicas y sociales. No puede ser que lo sectario sea defender estos principios acordados colectivamente en el congreso fundacional y lo amplio negociarlos con quienes necesitan de la fuerza del Polo para mantener el statu quo.

Sí es posible construir alianzas y acuerdos con amplios sectores políticos y sociales del país sin hipotecar el proyecto democratizador que el PDA le propone a la sociedad colombiana. Un nuevo gobierno democrático es posible convocando la fuerza de los excluidos, del movimiento indígena, los trabajadores, los estudiantes, las mujeres, los campesinos, las victimas de la violencia, los desempleados, los marginados históricamente por el régimen colombiano.

Gabriel Becerra

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